La gran mayoría de los conductores de gasolina no se inclina por los eléctricos

El coche eléctrico está lejos de ser eléctrico para la mayoría de los conductores de gasolina holandeses.

Los precios en el surtidor son picantes estos días. Y aunque quizá para viajes cortos la gente coja más a menudo la bicicleta, sigue habiendo mucho movimiento en las gasolineras. Así que la mayoría de los holandeses no conducen por gusto, a menudo simplemente no hay buenas alternativas al coche. Sobre todo fuera de la Randstad.

Con los precios tan altos de la gasolina, podría pensarse que la conducción eléctrica sería una alternativa atractiva. Pues dista mucho de serlo. Así se desprende de una encuesta realizada por Gaspedaal.nl y AutoTrack entre 2.000 conductores de gasolina. ¿Buscas una moto? Encuéntrala en Moto segunda mano Madrid.

La friolera del 96% de los encuestados no tiene intención de cambiar su coche de gasolina por una variante eléctrica. La mayoría de los vehículos eléctricos que circulan por el país son de leasing. Comprar un vehículo eléctrico es prohibitivo. A pesar de la subvención a la compra, un coche de gasolina comparable suele ser más barato. Un coche familiar pequeño cuesta fácilmente 40.000 euros. La mayoría de los holandeses no disponen de ese dinero para comprar un coche.

El elevado precio de compra es, por tanto, la principal razón de los encuestados para no cambiar. También preocupa la calidad de la batería (37%) y la autonomía (25%). También hay coches eléctricos de segunda mano asequibles en el mercado de coches usados, pero se trata principalmente de VE con una autonomía limitada. El coche de gasolina gana en autonomía y la gente no quiere renunciar a ella. Es como dar un paso atrás.

Jasper Verweij, experto en automóviles de Gaspedaal.nl, afirma que todavía hay mucha incertidumbre sobre el futuro de la conducción eléctrica en los Países Bajos. Por ejemplo, actualmente los VE están exentos del MRB, pero esto cambiará en 2026. Si en esa fecha se aplican los mismos tipos que ahora, los vehículos eléctricos, en su mayoría pesados, tendrán que pagar un alto precio en concepto de impuesto de circulación. Además, la prima del seguro de un VE suele ser más elevada. Al fin y al cabo, son coches complejos con piezas caras. En caso de avería, la factura de la reparación puede aumentar considerablemente.

En definitiva, hay muchos factores por los que los holandeses aún no se han pasado en masa al coche eléctrico. Si el Gobierno quiere que se produzca un cambio radical en el parque automovilístico holandés, tienen que ocurrir cosas radicales.